Aarón nació hacia el 1360 a.C. Aunque ocupa un lugar destacado en la historia de Israel, permanece a la sombra de su hermano menor Moisés. Su imagen brilla o languidece en la medida en que lo apoya o se opone a él.
La Biblia da testimonio de la experiencia de Aarón como profeta y pacificador del pueblo durante su estancia en Egipto. Evitaba las disputas y era conciliador.
Hilel, célebre rabino del siglo 1º a.C. exhortaba: “Sed de los discípulos de Aarón que desean y buscan la paz, aman a su prójimo y lo acercan a la Tora.”
La vida de Aarón cambia radicalmente al recibir un mandato de Dios: “Sal al encuentro de Moisés en el desierto” (Ex 4,27).
Los relatos bíblicos de los israelitas al pie del monte Sinaí, revelan tanto aspectos positivos como negativos de la personalidad de Aarón. Cuando Yahvé se manifestó en ese lugar, él fue el primer convocado a subir al monte después de Moisés. Más tarde Aarón y sus dos hijos mayores, presenciaron junto con Moisés y setenta ancianos, otra extraordinaria epifanía (Ex 24,10).
Irónicamente, cuando Moisés sube al montaña y ahí permanece cuarenta días, Aarón y el pueblo hicieron peligrar su relación con Dios; desesperados porque Moisés no bajaba, los israelitas acudieron a Aarón para pedirle: “Haznos un Dios que vaya por delante de nosotros” (Ex 32,1) Aarón no pudo convencerles de lo contrario y entonces les hizo un becerro con el oro que tenían.
Cuando Moisés bajó del monte, le recriminó: “Que te ha hecho este pueblo para que hayas acarreado sobre el tan grande pecado” (Ex 32,21). Aarón trato de excusarse, aunque en vano.
Los hijos mayores de Aarón desobedecieron las leyes relativas a los sacrificios en el Santuario y fueron destruidos por un fuego divino; Aarón acepto el castigo guardando silencio (Lev 10,3)
La misión de Aarón como sumo sacerdote lo llevo a cometer otra falta: desafiar el liderazgo de su hermano menor. Aarón y su hermana Miriam objetaron el derecho de Moisés de actuar como intermediario de Dios. Yahvé confirmó su voluntad y perdonó a Aarón para que pudiera seguir ejerciendo el sacerdocio; este mostró su arrepentimiento y apoyó incondicionalmente a Moisés el resto de su vida.
Estos relatos nos dan una clara idea de la personalidad de este hombre.
Rescatamos lo positivo: Pacificador, conciliador, desea y busca la paz, ama a su prójimo y lo acerca a Dios; reconoce y acepta las consecuencias de sus errores y es leal.
Por otro lado, tenemos lo negativo: rebelde, pusilánime bajo la presión del pueblo, envidioso y se deja llevar por los demás.
Sin embargo, Aarón es una persona como tú y como yo que trata de cumplir su tarea en medio de sus virtudes y defectos. ¿Compartes con él alguna de las virtudes o defectos que hemos mencionado? Y si no, ¿cuáles son tus luces y tus sombras?
Hoy aprendemos de Aarón la perseverancia de recorrer el diario caminar siendo leal a pesar de sus defectos y caídas. Tu puedes hacer lo mismo.