El Joven Rico

Ahora hablaremos, queridos hermanos, de un personaje que aparece en la Biblia como un joven rico que buscaba entrar en el Reino de Dios sin renunciar a nada de lo que poseía. En el evangelio de Mateo 19, 16-30 pueden encontrar este pasaje que es interesante porque indiscutiblemente la renuncia es parte del camino que nos lleva al Reino de Dios y no hablamos de renunciar como en la parábola a los bienes materiales, que dicho sea de paso cuando estos representan una cadena en nuestras vidas que nos anclan también es necesario renunciar a ellos.  Dios no nos quiere pobres, hay que dejar claro esto, pero tampoco nos quiere esclavos del dinero ni de las posesiones.

Cuando el joven pregunta a Jesús cuales mandamientos debe cumplir y este le contesta que los ha cumplido todos yo me quede asombrada… ¿quién puede cumplir cabalmente en todo su significado los 10 mandamientos? Y si hay alguien que por la gracia de Dios lo ha podido hacer aún le falta más…. Renunciar a la avaricia, al poder, al querer tener siempre la razón, al querer siempre estar por encima de alguien más, a querer hacer tu voluntad sin importar si con ello lastimas a quien te ama, renunciar a una vida licenciosa, renunciar a tu egoísmo, renunciar a todo aquello que te roba y le roba la felicidad a tu familia. A veces querido hermano es necesario renunciar a tus planes de vida, a tus expectativas y dejar tu vida en las manos de Dios y hacer su voluntad.

Todos esos los he cumplido —dijo el joven—. ¿Qué más me falta?

“Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme” (Mt 19,21). Cuando el joven oyó esto, se fue triste, porque tenía muchas riquezas.

Seguramente todos tenemos nuestras propias riquezas y ¿cuántas veces nos damos la vuelta y nos alejamos tristes como el joven rico porque no queremos renunciar a ellas para seguir a Jesús? ¿Cuántas veces le condicionas tu amor? ¿Cuántas veces están por encima tus planes, tus deseos, tus egoísmos, tu orgullo, tu vanidad, tu comodidad?

Les aseguro —comentó Jesús a sus discípulos— que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que un rico entre en el reino de Dios.

Al oír esto, los discípulos quedaron desconcertados y decían:

En ese caso, ¿quién podrá salvarse?

“Jesús, mirándolos fijamente, dijo: Para los hombres eso imposible, más para Dios todo es posible” (Mt 19,26) y esto hermanos es la verdad más absoluta.

El presente escrito fue tomado de la reflexión personal del equipo de presentadores del programa sabatino de radio Palabra y Vida coordinado por Jorge A. Cervantes Alday, y es transmitido en Radio Guadalupana (1240 AM) en Ciudad Juárez, México.

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