La Palabra de Dios, la Biblia, no es letra muerta. Por el contrario, es letra viva que vibra y anima a aquel que con la debida atención, pone su empeño en obtener pistas que a base de esfuerzo y tesón van mejorando sus relaciones con los demás y obteniendo un mejor conocimiento y dominio de uno mismo.
Por eso estas reflexiones, a manera de charlas, tienen por objeto además de leer la Sagrada Escritura, reflexionar y profundizar en sus mensajes de lo que debemos hacer y lo que debemos evitar para transitar en este peregrinaje hacia la casa del Padre de forma útil, pacífica y lo más serena posible, alejados de toda tribulación y pecado que trae confusión, ansiedad, miedo y rencor.
La Biblia podemos leerla, pero más allá de eso, siempre leída por nosotros mismo o por otra persona, es digna de ser escuchada.
Ojalá querido oyente, alguna de estas reflexiones te sirva para ser y vivir mejor. Por la gracia de Dios.